Por: Cesar Zapata
El Perú es uno de los países con mayor índice de accidentes de tránsito en el mundo. En los últimos diez años, 31,355 personas han muerto en accidentes de tránsito. El alto número de muertos y heridos debido a accidentes de tránsito constituye un grave problema aún sin resolver en el Perú.
Según el reciente reporte estadístico de la dirección de información de gestión del Perú indica que entre el año 2000 a la fecha se han registrado aproximadamente 750,000 accidentes principalmente por negligencia e imprudencia de los conductores. Y un reciente reporte del Ministerio de Salud del Perú informa que alrededor de 117,900 personas quedaron incapacitadas de por vida por accidentes de tránsito en los últimos cuatro años. El costo de los accidentes representa el 0.17% del Producto Bruto Interno (PBI) alrededor de 150,000 millones de dólares anuales.
La mayoría de accidentes se produce en el área de transporte público urbano e interprovincial. El inadecuado funcionamiento de este sector empieza cuando se convierte en refugio de quienes por falta de empleo formal recurren a este oficio, sin vocación, ni calificación. Esto sumando la ausencia de una coherente política estatal, se ha convertido en un caótico sistema cuyas ganancias se obtienen sobre la base del mayor tiempo que el chofer está en el volante, el mayor número de kilómetros recorridos y el mayor número de pasajeros. Ha devenido en un comportamiento intrínsecamente perverso, que incluso ha construido un código singular de comportamiento donde se han relativizado los valores y adormecido las conciencias, cuyo lema parece ser “Vale Todo”.
La falta de un esquema empresarial y laboral del transporte público por el gobierno central, el congreso, los gobiernos regionales, municipales, el poder judicial, la policía nacional, el Ministerio de Transporte y Comunicaciones y los gremios de transporte (Corporación Nacional de Empresas de Transporte del Perú, Federación Nacional de Taxistas y Colectivos, Asociación de Empresas de Transporte Urbano, Federación de Choferes del Perú, Consejo Nacional del Transporte de Vehículos Mayores) ha llevado a hondar la crisis de transporte público y han ocasionado dolor a miles de personas, truncado vidas y enlutado a miles de familias. Solo en el año 2008 hubo 47,795 accidentes en Lima y Callao, y 3,591 personas perdieron la vida por los conductores imprudentes según el Consejo de transporte de Lima y Callao.
Lo ocurrido el día de ayer en Chancay (Jueves, 26/01/2012), no debería volver a pasar, si se toman las medidas de prevención y control, por parte de las autoridades correspondientes. La concientización a las empresas de transporte y un adecuado diseño de la infraestructura vial es el reto a seguir.
Las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud indican que estas cifran aumentarán en un 65% en los próximos 20 años, en especial en países en vías de desarrollo como el Perú, de no existir un renovado compromiso de prevención como es la educación vial.
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